Javier Rangel Alvarado (El Vampiro)

  • Rafa Martínez

Javier Rangel Alvarado nace un 5 de Octubre de 1974 en el seno de una familia numerosa, junto con 4 hermanos más en la colonia Legaría en Tacubaya en la Ciudad de México, un niño muy alegre que nunca entraba en discusiones con nadie y que siempre quería que todo fueran bromas y juegos. 

Durante la escuela primaria Javier tuvo sus primeros pininos con la música, en donde en 4 de primaria en un festival de la madre, comienza a cantar, sin ninguna instrucción previa, tan solo con el oído y la buena memoria que siempre hicieron sobresalir al pequeño, fue así cuando los maestros comenzaron a prestarle una guitarra, que interesantemente analizaba y tocaba por instinto. 

Fue gracias a ese gusto que a Javier lo invitan a tocar el pandero en la estudiantina, desde los 8 años, en donde comienza a conocer canciones tradicionales y comienza a aprender a tocar la mandolina, la guitarra y perfeccionar ese instinto con la voz. 

Javier era inteligente pero la música lleno su vida, pues acostumbraba en la secundaria a irse de pinta para seguir tocando en una tuna con “Los Gorditos”, quienes se dedicaban a llevar serenatas y cobrar por tocar en restaurantes del centro de la ciudad, a lo que Javier comenzó a acostumbrarse pronto, pues veía un futuro en la música por la facilidad que tenía para tocar, cantar y comenzar a componer. 

Fue entonces que su padre le consiguió un trabajo después de la escuela, como asistente de un mecánico, que era amigo de la familia, Javier accedió a trabajar por las tardes, únicamente por tener dinero, pero poco a poco los padres de Rangel, se enteraron de las faltas que tenía en la escuela. 

Un chico de carácter tímido, pero con mucha estrella, pues era el centro de atención para las personas, por su talento, por su modo de cantar y sobre todo por esa seguridad que emanaba. 

Estos mismos compañeros comenzaron a intercambiar música, de todos los géneros, pero entre esos encontró en Rockdrigo Gonzalez una forma interesante de composición, con una armónica y una guitarra, fue así cuando se decide por iniciar su carrera tocando en los vagones del metro. 

Durante los años 80 Javier se dedicó a conocer la vida en las calles, conoció a un sinfín de personajes con los que compartía y con los que hacia música, pero también con los que las noches de bohemia hacían que su sobrenombre comenzara a brillar entre el circulo de estos músicos callejeros a quien conocían como “El Vampiro”. 

Javier comenzó a utilizar a su favor este sobrenombre en el sentido de crear un personaje, no nada más utilizarlo como apodo, si no como una máscara que le daba fuerza y con la que se hacía conocido entre artistas callejeros. 

Fue ahí en donde encontró a Fernando Cervantes “Chester”, quienes comenzaron con esta idea de un grupo más que rockero, rupestre, muy al estilo del Rockdrigo, y fue en 1997 en que un promotor de tocadas de rock les brinda una oportunidad para abrir una tocada en Toluca, en donde se presentan los dos jóvenes únicamente con sus guitarras y su armónica, muy al estilo de los vagones, pero ambos se dan cuenta de que necesitan un soporte musical para poderse presentar así. 

Esa tocada cambio la vida de Javier Rangel por completo, pues ahí sintió lo que era estar en un escenario, cuando regreso a casa, sus hermanos admirados o impulsaron a que siguiera en la música hasta convertirse en un icono. 

Javier Rangel ya tenía un hijo, con quien desde pequeño trato como un cómplice, pues lo acompañaba a cantar en el metro, pasaban buen tiempo juntos, mientras Rangel componía y escribía canciones, muy al estilo de los rupestres, a quien admiraba. 

Fernando Cervantes y Javier comienzan a intentar conseguir más espacios y crean Almacústica, una banda con influencias rupestres muy al estilo de Armando Rosas, para después entender que debían hacer más sólida la banda, por lo que invitan a Paco Nuñez en el bajo y a su hermano Víctor Nuñez en la batería, en donde pretendían ser una agrupación con mucho peso en lo acústico. 

Las presentaciones de Almacústica comenzaban a causar eco, la voz del “Vampiro” cautivaba y tenía un tinte de una voz legendaria y definitivamente la interacción del músico con los problemas de ser un músico de metro, le dieron tablas para poder generar una vibra bastante idónea para hacer música. 

Esta banda llega a oídos de Octavio Aguilera, director de la discográfica Discos y cintas Denver y le pregunta a David Lerma “Guadaña” si los ha escuchado encomendándole la misión de encontrarlos para poder platicar con ellos. 

Asi fueron localizados y al ser escuchados por el empresario, no dudo en producir el primer disco “Anden acústico” en donde esta parte acústica era preponderante, la presentación del disco se hizo en el teatro del pueblo apadrinados por Real de Catorce

Para Javier comenzaba apenas esa carrera de ensueño, pues el hecho de tener un disco lo hacía mucho más sensible a lo que pasaba alrededor, todo lo convertía en música, increíblemente como mandado a hacer el hecho del disco comenzó a reflejarse en más trabajo para el grupo, el cual ya se encaminaba para ser una buena agrupación. 

Javier aprovechaba también las bohemias para continuar con esta idea acústica y fue así como entraron de nuevo al estudio de grabación ahora para grabar “Atrapado en los recuerdos”, disco que comienza a colocar a la voz de Javier en el gusto de la gente, además de que la forma de composición se vuelve interesante para un nuevo público que comienza a surgir para el rock mexicano, una nueva camada de ídolos comienzan a dar su propuesta y lanzarla al mundo. 

En el año 2000 vuelven a ingresar al estudio para regrabar algunas canciones y hacerlas con un toque un poco más rockero y graban canciones inéditas que hacen de este tercer disco el inicio de la concreción del “Vampiro” como uno de los nuevos ídolos del rock mexicano. 

Las vivencias para Javier seguían estando en la calle y no por tener 3 discos grabados se acababa esa parte de buscar historias, grandes compañeros como Hugo Tamayo, siempre fueron parte de las aventuras, de estar paseando por la ciudad en las noches, hasta dormir en hoteles para comenzar la bohemia, conocer chicas, cantar y sacar nuevas historias para la música, para los allegados a Javier, siempre fue una persona alegre, muy bromista, que solo hablaba cuando ya estaba en mucha confianza, pues había que entender a Javier, en esa parte creativa, si no aportabas, sencillamente no existías. 

Javier hablaba en dos sentidos, en lo que pensaba el “Vampiro” ese personaje que tocaba la guitarra y cantaba frente a miles de personas, que conocían sus canciones, esa estrella de rock que se colocaba en el gusto de los seguidores en Ecatepec, Naucalpan, Tultitlan y muchos etceras, en viajes a los Estados Unidos, en donde también hizo muchos amigos y es normal que como a toda leyenda también se le comienzan a imputar verdades a medias. 

Desde el 2003 se hablaba de su muerte, había personas que inventaban historias de sus excesos y por supuesto historias de mujeres que despechadas intentaban colgarse de ese camino de fama que aún estaba en ascendencia. 

Fue cuando llega el disco “Caminos de aventura” un disco en donde participa en la batería Ernesto Juárez, sobrino de David Lerma el “Guadaña” y que además tiene participaciones especiales de Baby Batiz y de Sax de Maldita vecindad, un disco que ya suena a la concreción de una leyenda, de un grupo que ya está colocado en el lugar, pero extrañamente, los asuntos internos en la banda ganaron a desintegrar el proyecto durante un tiempo. 

Los pleitos con Rangel de parte de los músicos y de los amigos de estos eran constantes, todo mundo inventaba historias alrededor, como buena figura, a lo que de pronto Javier respondía desapareciéndose por días, pues no soportaba esa presión de estar en medio de verdades a medias. 

Los mitos siempre son parte de las leyendas, por eso se convierten en eso, las historias reales solo estaban en ese momento en Javier quien de alguna forma comenzaba a gestar un nuevo plan, en donde Javier presenta el disco “Reflejos de un alma ebria” en donde definitivamente las composiciones son de material psicológico de lo que vive en esos momentos el músico, conformado ya como uno de los indispensables del rock mexicano, con millones de ventas en México y Estados Unidos, con un nombre consolidado, una banda que aparece en los medios de comunicación, así es como Sur 16 comienza una nueva etapa con músicos como Sergio Aldrete, Héctor Prado, Manuel Godoy, cómplices musicales de Javier, quien vive intensamente el rock en esta nueva etapa. 

Con seguidores en todo el mundo que hacen necesarias las canciones de Sur 16, presentaciones en grandes festivales como Los Jefes de jefes del rock mexicano o en escenarios como el Staples Center de California. 

La ultima conjunción en el estudio fue “Aun te respiro”, en donde en un ambiente hermético, graban un gran disco, lleno de composiciones fuertes, sentidas, que dejaban ver a un “Vampiro” que se convertiría en un icono del rock mexicano, siempre entre dimes y diretes, pero con un gran público que lo defendía de miles de calumnias, de envidias y de cuestiones que no le correspondían al rock sanar. 

Una etapa en la que de pronto la salud comienza a cobrar factura, pero en donde también la vida es tan extrema que no pasaba nada. 

Los rituales de Javier con la banda eran mágicos, nadie podía ser parte de eso, solo ellos 4, grandes momentos en donde sus conciertos se transformaban en presentaciones de hasta dos horas, lo mítico que era la irresponsabilidad de a veces no llegar a las tocadas y que el público en lugar de enfurecer causaba polémica, un grupo que si te tocaba ver en vivo, era una comunión mágica entre el “Vampiro” y su gente. 

Fue en el festival Los 10 grandes del rock mexicano 2011 en donde Javier se presentó por última vez, un gran concierto, con más de 10 mil personas entregadas, al a su música, a verlo vivo, después de tantos inventos, muertes falsas, etc. 

Parecía que él sabía que era la última, pues su entrega quedo plasmada en el corazón de cada una de las personas que lo veían con esa playera de la selección mexicana de futbol, dando las gracias a ese público que por ms de 15 años lo había seguido, de haberlo ayudado a ser una leyenda. 

Fue en la madrugada del Domingo 23 de Octubre de 2011, a las 4:45 de la madrugada, cuando en el Hospital Rubén Leñero de la ciudad de México, Javier Rangel Alvarado “El Vampiro” dejaba de respirar, moría su cuerpo para convertirse en una leyenda, basta acotar que el día de su muerte los medios nacionales hablaron de esa estrella que nació en los vagones del metro hasta convertirse en un mito urbano.